Qué es y qué beneficios tiene el Kéfir casero

El kéfir es un producto lácteo parecido al yogur líquido, fermentado a través de levaduras (hongos) y bacterias (lactobacilos). Sus nódulos tienen un aspecto similar al de la coliflor, pero es más blando y gelatinoso. Los principales microorganismos en el kéfir son la bacteria Lactobacillus acidophilus y la levadura.

Existen diferentes tipos de kéfir según sus componentes: de leche, de agua, de té, Kombucha, de bebida vegetal. No obstante, el más extendido y conocido es el kéfir de leche. El kéfir de leche fermenta la leche mediante una reacción lacto-alcohólica, la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol. El kéfir de leche es muy beneficioso para la salud. Los gránulos de kéfir contienen unos 400 millones de microorganismos por cada gramo y aproximadamente la mitad son bacterias de Lactobacillus.

Además de encontrarse en supermercados, el kéfir puede hacerse en casa, con lo que puedes tener un postre natural y a coste casi cero. 

Seguramente, te surjan dudas respecto a su composición y beneficios para la salud. ¿Quieres aprender más del kéfir? Sigue leyendo.

Diferencias entre kéfir y yogur

En el yogur se produce una fermentación láctica, mientras que el kéfir provoca una fermentación lacto-alcohólica o ácido-alcohólica y carbonatada de la leche. Así,  también se ven afectadas la caseína y la albúmina, dos proteínas de la misma.

En cuanto a alcohol, el kéfir no suele superar el 1%, una cantidad insignificante, a no ser que tengas problemas de hígado. Además, tiene más variedad de microorganismos probióticos, algunos de ellos compartidos con el yogur. 

El yogur es más suave que el kéfir, pues este último es algo ácido. No obstante, dependerá del tiempo durante el que esté haciendo efecto el hongo.

¿Qué beneficios tiene el kéfir casero?

La mayoría de beneficios del kéfir están relacionados con su capacidad como probiótico y con las reacciones que produce en la leche.

  • Cuida de las defensas

El kéfir ayuda a regenerar la flora intestinal. Está indicado para la indigestión, la candidiasis, el estreñimiento o la diarrea, así como para estimular las defensas del organismo. El kéfir aporta sustancias específicas que ayudan al buen funcionamiento de nuestro sistema inmune: cofactores del sistema inmune, como el ácido fólico; azúcar con propiedades antimicrobianas y colonias de bacterias Lactobacillus kefiri, que ayudan en la defensa frente a infecciones por Salmonela y E. coli.

  • Ayuda a digerir la leche

Al fermentar la leche, reduce su contenido en lactosa (el azúcar que es el principal causante de intolerancia) transformándola en ácido láctico. También se modifican sus propiedades, como la emulsión de la grasa, por lo que es mejor tolerado por quienes no asimilan bien la leche. Sus probióticos también ayudan a digerir la lactosa restante.

  • Previene molestias digestivas

El estreñimiento o la diarrea mejoran según la fermentación del kéfir. A las 24 horas, la leche de kéfir tiene un ligero efecto laxante. Si se deja más tiempo, además de resultar más ácida, se vuelve astringente. Así, con un par de días ayuda a frenar la diarrea.

  • Ayuda a la hipertensión

Algunos estudios apuntan a que el consumo de kéfir podría ayudar a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Su ingesta también se ha relacionado con un menor riesgo de diabetes y obesidad.

Cómo puedes consumirlo

Si no lo has probado nunca, debes saber que, el kéfir tiene un sabor más ácido y una textura más líquida que el yogur, por lo que se suele beber. Otra opción para su consumo es incorporarle cereales, frutos secos, trocitos de frutas o utilizarlo para hacer batidos. Se puede tomar en frío o caliente según tu gusto.

La cantidad recomendada es 1 taza de kéfir al día. No obstante, si es tu primera vez, es aconsejable empezar poco a poco para desarrollar tolerancia digestiva. Para suavizar su sabor, puedes dejarlo menos tiempo fermentando. También, muchas personas le añaden una cucharadita de miel, azúcar o edulcorantes como la estevia.

Puedes tomarlo en ayunas a modo de desayuno, tentempié o merienda; o como ingrediente de otros platos, por ejemplo puedes usarlo para cocinar una crema de verduras, o en repostería. 

Sin embargo, para aprovechar al máximo sus beneficios es preferible el consumo de kéfir de la forma más natural posible y a temperatura ambiente. Si lo haces en casa, se conservarán mejor las colonias de bacterias y hongos y, por tanto, también sus propiedades saludables.